Hemorragia subconjuntival: motivo de preocupación?

El sangrado en la conjuntiva (hemorragia subconjuntival, hiposfagma) es una causa frecuente de ojo rojo. Su aspecto puede parecer alarmante pero, por lo general no provoca síntomas y suele ser inofensiva. Sin embargo es indispensable acudir a valoración oftalmológica para determinar el estado de salud de sus ojos y detectar posibles factores de riesgo asociados.
La conjuntiva es una membrana superficial que cubre la parte blanca del ojo, la esclera. Esta membrana es por lo general transparente y en ella se encuentran vasos sanguíneos muy delgados qu
e pueden no ser aparentes a simple vista. Cuando uno de estos vasos se rompe, ocasiona que la sangre se extienda por debajo de la superficie conjuntival.
La gran mayoría de las veces este sangrado aparece sin ningún motivo aparente. Destaca en las causas mas comunes la lesión directa a estos vasos sanguíneos por algo tan simple como el frotar los ojos o bien, al recibir trauma o golpe en el ojo. También puede surgir tras una elevación repentina de la pr
esión venosa central por ejemplo, al estornudar, toser o vomitar. En raras ocasiones se asocia con presión arterial elevada (hipertensión) o, al existir alteraciones de la coagulación, en aquellas personas que están medicados con anticoagulantes (warfarina, acenocumarol, heparina, entre otros) o que presentan trastornos de la misma (hemofilia, púrpura, plaquetopenia, etc.).
La hemorragia subconjuntival por si sola no ocasiona cambios en la visión. Por lo general, nuestros familiares o compañeros son quienes nos percatan del sangrado al notar el aspecto del ojo, o bien, nosotros mismos al mirarnos en el espejo, ya que rara vez se acompaña de síntomas y cuando se presentan suelen ser muy inespecíficos como, sensación de arenilla o irritación.

Tras una a tres semanas de haberse presentado, el sangrado se resuelve aún sin tratamiento y conforme la sangre es reabsorbida por el cuerpo, la posición de la hemorragia suele dirigirse a la parte inferior del ojo. Su color puede irse tornando desde el rojo brillante hacia un tono anaranjado o amarillento según pasan los días.
Es primordial acudir con el oftalmólogo ya que en ocasiones, suele prescribir el uso de lubricantes, vasoconstrictores o bien, medicamentos que pueden acelerar la reabsorción del coágulo. Es indispensable realizar una valoración oftalmológica completa en todos los casos, en especial, cuando es ocasionado por traumatismos o golpes, con la intención de detectar posibles daños a otras estructuras oculares. Se vigilará la presión arterial y si los sangrados se presentan de manera repetitiva, o está medicado con anticoagulantes, su doctor puede considerar pedir pruebas de laboratorio para determinar si existen alteraciones en la coagulación.
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